Han encontrado al culpable de la desaparición del Códice Calixtino, al parecer es Manuel Fernández Castiñeiras, de 61 años. Según las noticias se encontró una maleta con 600,000 mil euros en una de sus casas. Además de hallar el Códice. Este electricista y es un frecuente escuchante de misa en esa Catedral y de ser conocido, apuntaba su vida diaria en agendas(lo hizo para el 2004,2005 y 2006), lo cuál aún faltaban por encontrar una cantidad similar a la encontrada en la maleta, es decir, sumar casi 1,1 millón de euros más 30,000 dólares.
Pensión de 400 euros Manuel, electricista retirado que cobra una pensión de 400 euros mensuales (su mujer hace trabajos puntuales cosiendo), apuntaba en bolígrafo rojo todos los robos económicos que al parecer hacía en la catedral. Tenía copias de casi todas las llaves de las estancias y se investiga cómo tenía en su poder las claves de las dos cajas fuertes que también hay en el templo. Por la catedral de Santiago pasan unos 200.000 peregrinos anuales que dejan muchos donativos en los cepillos. Un informe ya le señaló como culpable a los tres días del robo del Códice
Durante años ha ido a la catedral de Santiago a oír dos misas diarias, todos los días de lunes a jueves. Ha tomado su café en los dos únicos bares que frecuentaba. Y siempre rezaba frente a la tumba del mismo canónigo, acompañado de un maletín. Cada día Manuel, el electricista se llevaba unos 200 euros antes de que fuera contado por los responsables de hacer el conteo de la recaudación del día y por lo que nunca se daban cuenta. Así que para el 2004 logró recaudar 250,000 euros, según sus cuentas. Había trabajado 20 años en la Catedral y después de su despido seguía entrando y saliendo por todos los sitios de la Catedral sin ninguna restricción.
¿Entonces? Y el mismo orden de ideas del primer post de NOS han robado tantas cosas, podemos decir que una vez más nos roban la esperanza , la fe y la caridad. Porque el hecho de que una persona muy cercana a la Catedral, haya sido el autor del robo tan seguido por los medios del Códice, y que además haya robado por tantos años a la Catedral y a todos en general, nos roba la confianza, la esperanza en creer en la honestidad de las personas, la caridad por ver traicionadas las lismonas y las entradas que se pagan para la preservación de los objetos con valor histórico que se guardan en muchos templos católicos.